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EL DEPARTAMENTO DE FANTASÍAS ANIMADAS DE PALOS EN LA RUEDA PRESENTA:
(El Príncipe Encantado y los Doce Enanitos…recargado)
El fallecimiento hace pocos meses del filósofo y escritor Nilan Kandera fue ignorado por todo el mundo. Es que Nilan era un pensador considerado críptico y obscuro, no tanto por lo difícil de sus ideas, sino más bien porque casi nadie lo conocía. El escritor de origen rumano tuvo una larga y azarosa vida, de la que alguna vez hablaremos, y por fin se estableció en Tafi Viejo hace unos años, lugar donde murió. Su muerte, algo triste, permitió un grato hallazgo para nosotros. Se descubrió que Nilan era un gran coleccionista de textos antiguos, entre los que se destacan unos folios del libro “Vida de Santos” escrito a mano por el monje Jorge de Burgos en 1447, tres papiros egipcios muy interesantes ya que relatan con lujo de detalles las actividades nocturnas y privadas que dos hijas adolescentes del faraón realizaban con todos los miembros de la guardia personal de su padre y por ultimo una tablilla de arcilla que tiene tallados los conocidos y típicos signos del lenguaje sumerio. Pero lo que nos interesa a nosotros es que también se descubrieron los textos perdidos de nuestro conocido escriba Piruchonte. Como los lectores de este pasquín saben, ya publicamos un texto de ese ineficaz escriba solo como un divertimiento, y como tenemos ganas de lo mismo, vamos a reincidir.Digamos que Piruchonte habría vivido hace mucho tiempo en un extraño
principado y que se dedicaba al improbable oficio de cronista y escriba periodístico. Con el mencionado oficio, Piruchonte habría conseguido un relativo éxito, ya que mediante múltiples engaños y ardides convenció a algunos ingenuos de que poseía una inteligencia superior además de datos e informaciones sensibles de miembros importantes de la nobleza. Ese extraño y exótico Principado en el que Piruchonte vivió, era gobernado por el Príncipe Encantado al que controlaban, ayudaban o molestaban, según viniera la mano, un cuerpo colegiado de doce miembros conocido como Los Doce Enanitos. Existían además dos duques, el Duque Bigoton y el Duque Hipano que representaban al Principado en
Aclaraciones necesarias pero insuficientes. Palos en
El Príncipe Encantado y los Doce Enanitos…recargado
Los espíritus simples afirman que el seis es el número de la bestia y que el siete es el número bendito. Es que la superstición indica que si alguien creo el mundo en siete días, la semana tiene siete días, la parte mas mirada y deseada de la anatomía de una mujer se la conoce como “el siete”, y que si jugas al pase ingles y sacas un siete ganas, entonces el siete es bueno El porque del seis malo no se explica, tal como en ocasiones ocurre en toda superstición o religión. Lo que esos espíritus simples no saben, es que al menos en el Principado en el que vivo, el número deseado y temido es el cuatro.
Es por que cada cuatro años los habitantes del Principado ¿elegimos? a los nuevos o viejos integrantes de la nobleza. Como estamos cerca de ese momento, vamos a intentar contar lo que pasa. En poco tiempo los súbditos del Principado vamos a designar un Príncipe, a Doce Enanitos y a un número indeterminado de Duques. Los Duques podrían ser dos, como ocurre ahora, tres, o, dios no lo permita, ninguno.
Lo que esos espíritus simples también ignoran es que las personas, a pesar de paso del tiempo, siempre conservan algo de infantil.
Para demostrar lo que digo, los desafío a la siguiente prueba: tómese a un niño o niña y súbasela a un tiovivo, un carrusel o a una calesita y tras unas pocas vueltas pídale que se baje. Vera como el o ella se resisten a bajar, y aferrandose a un caballo de madera llorara y se quejara. El mismo espíritu infantil se revela, sin llegar al llanto o la queja, al menos en publico, en los son, fueron o quieren ser miembros de la nobleza. Los que son quieren seguir siendo, los que fueron quieren volver a ser, y los que nunca fueron quieren una oportunidad y todos son capaces de casi cualquier cosa para conseguirlo.
Como estamos cerca de esa ¿crucial? decisión, los aspirantes ya están velando armas y acopiando vituallas. El insumo principal de los contendientes son los honguitos rosados, ese objeto de intercambio que lo mismo permite conseguir carne, verduras o arroz, como afiches, volantes, cuerpos y voluntades. La ecuación y la sabiduría popular indican que a mayor cantidad de honguitos rosados es mayor la probabilidad de éxito. Al revés, si los honguitos son escasos, lo único que queda es, horror de horrores, la militancia, el trabajo, la construcción colectiva y desde abajo y el prestigio personal. Esa son las razones por las que casi todos buscan desesperadamente esos vitales honguitos. Como todo el mundo sabe, la distribución de los honguitos no es pareja, y por ello son pocos los que cuentan con la cantidad necesaria para la lid.
A los que no les alcanza les quedan una serie de artimañas, ardides y mecanismos para acopiarlos. La mas usada es buscar a un feliz poseedor de muchos honguitos y acordar ideas y proyectos, o prometer lealtad eterna y futuros favores a cambio de, digamos, la cantidad de honguitos suficientes para pagar unos afiches o volantes. A veces ocurre que un Príncipe o Duque que posee muchos honguitos, decide compartir algunos con un aspirante a enanito, a cambio de que este lo ayude en la recolección de unos tristes papeles grises que son fundamentales para el objetivo. La cantidad de honguitos que ese aspirante pueda recibir dependerá de su capacidad de recolectar esos tristes papeles grises, y por ello casi todos mienten cuando se les pregunta. Así se escucha a algunos afirmar con toda seriedad y desparpajo que pueden recolectar un piso de dos mil y un techo de tres mil de esos papeles. Otros afirman que si en ocasiones su recolección de papeles fue magra, solo se debió a que algún otro aspirante, o hasta algún príncipe o duque lo traicionaron. Algunos ingenuos creen que por haber organizado y comandar una dotación de picapedreros y pintores, tiene asegurado sus apoyos, sin saber que, quizás, sean los principales interesados en que le vaya mal.
Como decíamos, estamos en tiempos cercanos a ese momento, y el movimiento es intenso, las especulaciones y cálculos son febriles y los deseos y vanidades están exacerbadas
Por lo pronto todos los aspirantes miran anhelantes a EL, al gran elector, al que la tiene mas grande, o al menos así era antes de un lamentable accidente personal, y el que, todos saben, posee la mayor cantidad de honguitos rosados. La tradición indica que si “EL” bendice con el óleo sagrado a un aspirante, este lograra su sueño. Se entiende entonces la desesperación de todos los aspirantes para conseguir esa bendición. ¿A quien elegirá EL? se interrogan todos. ¿El Príncipe Encantado querrá seguir o pretenderá ser Duque? ¿El Duque Hispano querrá volver a ser Príncipe? ¿Y que dice el Duque Bigotón? ¿Y que hará un ancho ex enanito y su amigo “el grueso”? ¿Sera verdad que intentaron convencer a un conocido constructor de chozas, sendas y puentes de que se postulara a príncipe y les dijeron que no? ¿Y al pregonero oficial del Príncipe conocido como “El inexpresivo” lo volverán a empujar para que intente ser enanito? ¿Y un ex enanito comercializador de aves de corral querrá volver?
¿Y una nunca enanita que labora con planos, proyectos y escuadras, conocida como “tortuga diaguita”, querrá ser enanita? ¿Y que hará el enanito con apodo plumífero? ¿Y el cortesano del Príncipe con apodo felino pretenderá algo?
Todas preguntas, incógnitas, especulaciones y misterios.
Lo único cierto es que los que son quieren seguir siendo, los que fueron quieren volver a ser y los que nunca fueron quieren una oportunidad. El problema es que no hay para todos.
Acá termino mi crónica, por ahora, pero debo confesar que soy el más interesado en que estos tiempos lleguen. Es que los aspirantes se ponen generosos y comparten conmigo uno que otro honguito a cambio de una ineficaz e inútil publicidad en el pasquín que publico. ¿Será mucho pedir que este proceso se repita cada seis meses?
Posdata: Aquellos enanitos y aspirantes que puedan estar tristes por no haber sido nombrados, les aviso que queda tiempo y muchos cuentos por publicar. Vamos a ser justos y todos serán bien atendidos.
